¡Hola de nuevo!
¿Cómo va esta semana? Esperemos que bien tirando para genial.
Esta semana sigo con mis recetas internacionales. En este caso, traigo una receta que ya está bastante integrada en nuestra cultura, que nos resulta común oírla nombrar y cuyos sabores son ya bastantes conocidos.
Las especias en la cocina mediterránea no son tan variadas como en la cocina asiática, y yo que cada vez que descubro una nueva me vuelvo loca… cuando probé esta por primera vez me fascinó!
Os presento mi versión del famosísimo: Pollo al Curry
Para quienes les pique un poco la curiosidad sobre el mundo “curry” decir que:
El término curry significa estofado y fue adoptado por el idioma inglés antes de la llegada de los comerciantes ingleses al subcontinente, y fue utilizado para designar los platos estofados y que poseían un caldo rico en diversas especias. El término ahora se ha extendido por todo el mundo, y se aplica a cualquier plato con especias que posee un estilo indio o asiático, o bien a una mezcla de especias deshidratadas. La mezcla de curry a menudo incluye las siguientes especias: ají, albahaca, alcaravea, azafrán, canela, cardamomo, cebolla seca, apio, cilantro, comino, cúrcuma, fenogreco, jengibre, mostaza, nuez moscada, pimienta decayena, pimienta y tamarindo.
Y después de esto, nos ponemos al lío.
Ingredientes (4 personas):
- Dos pechugas de pollo enteras
- 200ml de nata líquida para cocinar
- 200ml de leche
- ½ cebolla
- 2 cucharadas de curry
- Aceite de oliva virgen
- Pan rallado
- Sal
- Orégano
- Pimienta negra
Elaboración:
- Cortamos las pechugas en pequeños trozos de unos dos por dos cm de grandes, intentando eliminar toda la materia grasa, nervios,… que puedan tener.
- Extendemos los trozos sobre una superficie limpie y añadimos la sal y la pimienta negra.
- Pasamos los trozos por pan rallado (no usaremos huevo en este caso ya que no nos interesa tener un empanado muy grueso, tan sólo un poco de pan que retendrá el jugo que las pechugas puedan tener). Reservamos.
- Cortamos la cebolla en pequeños cuadrados, decir que en términos de cocina a este corte se le llama “brunoise”
- Calentamos aceite en una sartén y cuando esté listo pocharemos la cebolla. Como ya he mencionado en otras recetas, si queremos conseguir una textura suave de la cebolla lo haremos a fuego lento y si por el contrario queremos una textura crujiente lo haremos a fuego fuerte. Salaremos para hacer “sudar” a la cebolla, es lo mismo que decir que le ayudaremos a eliminar el agua que pueda tener de una manera más rápida.
- Una vez está lista la cebolla, la sacaremos del aceite y reservaremos.
- En ese mismo aceite añadiendo un poco más y en esa misma sartén, freiremos las pechugas. El fuego nos interesa que esté medio alto para conseguir un sellado de la carne, de esta forma los jugos se quedarán atrapados en el interior. Cuando empiecen a dorarse, las sacamos a un papel absorbente para quitar el excedente de aceite.
- Limpiamos la sartén o cogemos una diferente y añadimos la cebolla. Cuando esté caliente de nuevo, añadiremos los líquidos (nata y leche).
- Cocinaremos hasta ebullición y bajaremos entonces el fuego. Es el momento de agregar el curry, el orégano y un poco de sal al gusto.
- Después de que todo esté integrado, añadimos el pollo y dejamos cocinar a fuego lento entre 5-10min. La salsa irá reduciendo y espesando.
- Servir con un poco de orégano y pimienta por encima y disfrutar.
Variantes
- Para darle un color amarillo más intenso podemos añadir un poco de cúrcuma.
- Si queremos que sea plato único, acompañando este plato con un poco de arroz basmati blanco tendremos una ración completa de proteínas e hidratos.
- Es recomendable preparar la salsa en el momento de comer ya que la nata tiende a espesarse mucho al enfriar, podéis dejar todo preparado y en el último momento prepara la salsa que no requiere mucha atención.
Espero que con alguna de las recetas internacionales, os esté entrando el gusanillo.
Hasta la próxima!