Hola de nuevo,
¿Alguna vez habéis ido a un restaurante y habéis dicho «Ojalá pudiera hacer este plato en casa»?
Pues bien, a mí aparte de que me ocurre con casi todos, siempre he tenido fijación con un plato en especial. Son esas patatas con queso y bacon que sirven en numerosos restaurantes (y en cada uno de ellos tienen nombres distintos, para ser exactos suele ser el del restaurante en cuestión… Ejemplo: En el Fosters Hollywood son las Patatas Fosters, y pongo estas de ejemplo porque es más fácil que conozcáis estas que no las patatas Juancho, del bar de debajo de mi casa)
Y sí, diréis ¿unas simples patatas? Ahí reside mi intringuilis, ¡¿Por qué unas patatas así no las puedo hacer yo en casa?! Y lo mejor de todo, ¿¡Por qué casi todos los restaurantes tienen la receta y yo no!?
Pues bien, hace ya tiempo indagando un poco encontré el ingrediente secreto que hace de estas patatas, un plato para mi imposible de no pedir. Y dado que a mí me costó lo mío dar con él, no quiero que a vosotros os ocurra lo mismo. Por ello, aquí está mi receta de esta semana.
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