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HARINAS

Cuando vamos a comprar al supermercado encontramos muchas variedades de harinas y según qué receta tengamos pensado elaborar unas son más recomendables que otras. En esta sección de hoy voy a intentar explicar las diferencias entre harinas y los usos más habituales de cada una de ellas. Con esto del covid-19 las baldas de supermercados quedaron desiertas de harinas, y si pillabas una la cogías así que una vez llegabas a casa empezaban las dudas ¿y esta harina para qué sirve? ¿ME servirá esta harina para esta receta? Intentando resolver mis propias dudas, empecé a leer e informarme y aquí tenéis un pequeño resumen.

Harina bizcochona: es harina que tiene incorporado entre sus ingredientes un impulsor (Impulsor químico tipo Royal. Si tienes alguna duda sobre impulsores y los tipos que existen, te dejo el link aquí donde lo intenté explicar lo mejor que pude hace unos días.)

Volviendo a la harina bizcochona, es muy fácil de identificar porque si nos vamos al apartado de ingredientes del envase veremos que tiene más cosas que sólo harina. Cuidado porque muchas marcas llaman a su harina de bizcochona harina de repostería.

Si usamos harina bizcochona en una receta que está pensada para usar harina normal o de repostería, probablemente ocurra que entre el impulsor que añadimos por la receta más el que traiga la harina bizcochona nuestro bizcocho explosionará o las galletas se deformarán.

¿Cuándo usar esta harina? En mi opinión, sólo usar si la receta así lo indica, pero incluso en esos casos yo misma uso harina de repostería normal y añado el impulsor yo misma. ¿Por qué? Porque así puedo tener en mi despensa una harina para varios usos y no una harina para cada elaboración (ahorro espacio y dinero), y también porque cada marca hace su propia mezcla de harina + impulsor; y aunque la receta me hable de harina bizcochona si quien la ha escrito usa harina de X marca y tú de otra puede que el resultado no sea el mismo 100%.

Harina de repostería: es una harina con 9-10gr de proteína, es una harina floja. Es 100% trigo sin más ingredientes. Para ver la cantidad de proteína nos tenemos que ir a la tabla de valores nutricionales del envase.

La harina común de supermercado suele tener entre un 9-10gr de proteína también, ya que en la mayoría de los casos son harinas flojas. Así que volvemos a reducir espacio y dinero si compramos harina común y la usamos tanto para bizcochos, magdalenas o rebozados y bechamel.

Técnicamente la harina de repostería es algo más blanca y ligera que una común, pero bajo mi humilde opinión, si no eres un renombrado repostero con gran experiencia esto no se nota tanto en vista o sabor y por ello el resultado es muy similar a si usamos una harina normal.

A veces la harina de repostería lleva un % de maizena en su composición. Esto se hace para bajar la cantidad de proteína de la harina base, así como para dar más ligereza a los bizcochos.

Con esta harina floja, harina común, se hacen los bizcochos, galletas, magdalenas. Es una harina cuyas masas resultantes son poco elásticas y la miga suele tener una geometría homogénea y perfecta.

Si la receta te pide harina común o harina floja y sólo tienes de fuerza mejor busca otra receta porque si no el bizcocho te quedará duro, la harina de fuerza absorbe más líquido. Otra opción es intentar rebajar con maizena esa cantidad de proteína, pero puede quedarte una masa muy líquida por el bajo contenido de proteína que aporta la maizena.

Harina de fuerza: es la harina que tiene una cantidad de proteína de 12gr o más en su composición. Harina perfecta para bollería ya que son masas con gran cantidad de grasas y azúcar que con una harina floja serían inmanejables.

Es una harina que absorbe más líquido que la harina común o floja, también genera más gluten y crea masas más elásticas

Si una receta que tengas pide harina de fuerza y no tienes ¡tranquilo! la masa no va a explotar, mejor usa harina panificable que floja. Pero si no tienes panificable y tu única opción es la harina floja, tendrás que amasar más de lo debido para sacar bien el gluten y quizás tengas que ajustar el líquido (harinas de fuerza absorben más, así que con tu harina floja deberás usar algo menos).

Maizena: no es una harina de trigo como tal, pero suele estar muy presente en nuestros hogares así que me parecía importante añadirla en esta lista. Su uso común es espesar salsas, cremas dulces o crear rebozados crujientes, aunque también podemos usarla para rebajar la fuerza de una harina de fuerza como hemos visto antes. Es una harina muy muy floja, su cantidad de proteína es de 1%.

Harina panificable: Es una harina que viaja entre la floja/común y la de fuerza. Es la harina que suelen usar en panadería ya que no es tan floja como las harinas flojas, lo que hace que las masas de pan sean tersas, pero tampoco es tan fuerte como la harina de fuerzas y por ello permite la fermentación, creando los alveolos típicos del pan.  Tiene un contenido entre 10-11gr de proteína. Hay una marca de harinas muy conocida que tiene su harina de repostería con 10gr de proteína así que podríamos usarla perfectamente para elaborar pan.

Harinas sin gluten: Hoy en día es más sencillo comprar harinas sin gluten ya preparadas para repostería o pan pero siempre puedes hacer tu propia mezcla en casa. Una buena opción para repostería es mezclar: 70% harina de arroz, 20% harina de patata y 10% de harina de tapioca. También sería recomendable añadir una cucharadita de goma xantana y ½ cucharadita de glicerina por cada 200gr de harina para darle más esponjosidad. Como ves, soluciones hay, pero igual sale más rentable en tiempo, espacio y dinero comparar la mezcla preparada. Probablemente si coges una receta que sea con gluten y la pasas a sin gluten tengas que ajustar la cantidad de líquidos porque estos preparados llevan almidones que necesitan más líquido y si no ajustas, se resecarán más rápido de lo normal.

Ahora que ya sabemos las diferencias entre la mayoría de las harinas comunes de supermercado vamos a hacer un resumen de varios tipos de clasificaciones de harinas algo más técnicos (por si te habías quedado con ganas de más)

Por su fuerza: resumiendo cantidad y calidad de gluten (proteína). Cuidado porque no toda la proteína se transforma en gluten.

  • menos de 8-9gr de proteína en composición se considera harina floja, de repostería (ideal para bizcochos)
  • entre un 10-11gr de proteína en composición se considera harina panificable (ideal para hacer pan)
  • 12gr de proteína en composición o más, se considera harina de fuerza (ideal para bollería o masas con grasa)

Por el W: es el indicador de la fuerza de la harina. Sólo tiene fuerza el trigo y no nos habla de la tenacidad de la harina.

A más W, mayor fuerza, mayor capacidad de soportar la presión del gas que se genera con la fermentación. Ejemplo: W<100 es floja, W entre 120 y 200 panificable, W>250 es harina de fuerza

Tasa de extracción: proporción de grano entero que se usa para obtener la harina. Cantidad de kg de harina que obtenemos moliendo 100 kg de cereal de grano entero. Ejemplo: harina blanca 60/70, harina integral 85.

Francia: clasificación por cenizas. Pesan la cantidad de cenizas tras quemar la harina y usan la terminología T para categorizar a sus harinas. Ejemplos: T45 para repostería que equivale a un 67% extracción y es muy blanca, T55 harina panadera común que equivale a un 75% extracción, T80 harina semi-integral que equivale a un 80-85% de extracción y ya tiene un color más oscuro.

Alemania: usan números 550, 810, 1050 (más número, más integral)

Es importante entender que la cantidad de extracción y fuerza son independientes entre sí. No a más extracción podemos tener más fuerza.

Otro punto importante es que la cantidad de gluten y la cantidad de fibra suelen determinar cantidad de agua absorbida. En general: a más fuerza tendrá más absorción y a más integral más absorción también.

Por último, comentarte el tipo de molida: hoy en día se muelen en cilindros mecánicos aunque hay lugares que mantienen tradición y se muelen en molinos de piedras. Suelen ser harinas para ciertas elaboraciones panarras o para expertos en pan.

Existen otro tipo de harinas que cada vez se están haciendo más comunes, con esto de la fiebre panarra que nos está entrando a muchos (si… me incluyo, una vez pruebas tu propio pan, ya no ves con los mismos ojos al resto…). Te recomiendo que, si vas a iniciarte en esto del pan, vayas a tu panadería más próxima y le compres un par de kilos de harina. Si ese panadero o panadera pueden hacer pan buen pan y te gusta, empieza usando su harina y luego ya irás investigando con otras. Pero por si aun te pica la curiosidad te dejo algunas aclaraciones:

Harina de espelta: es una harina de gluten débil, pero, aunque su nombre no lo indique, sigue siendo trigo. Es una harina que requiere amasados y fermentaciones cortos. Y últimamente está muy de moda en la repostería saludable.

Harina tritordeum: es una combinación de trigo duro y cebada silvestre. Tiene gluten y se usa sobre todo para hacer pan. Absorbe más agua que una harina panificable normal y es ideal para panes con fermentaciones largas.

Harina de centeno: perfecta para hacer pan. Absorbe mucha más agua que una harina normal y aporta fibra y nutrientes y un sabor y aroma especial a tus panes. Ideal para comenzar a crear una masa madre (el cómo crear masa madre ya lo dejamos para otro capítulo…)

Harina de trigo sarraceno: aunque así lo indique su nombre, no es trigo y no tiene gluten.

Harina de camut: es el nombre de una marca registrada y es una variedad de trigo duro.

IMPULSORES

A continuación, voy a tratar de explicar las diferencias entre

  • Levadura Química
  • Levadura de panadería seca o fresca
  • Bicarbonato

Cuando te inicias en el mundo de la cocina, y te pones como loc@ a buscar recetas suele ocurrir eso de “cada maestrillo tiene su librillo” y cada receta te pide ingredientes diferentes que hasta ahora para ti eran lo mismo. Pero no te preocupes, porque si tienes 10 minutos para leer lo que te pongo aquí abajo, se te acabarán las dudas y podrás empezar a ser un repostero de categoría desde la primera receta que hagas. ¡Empezamos!

Levadura química: más comúnmente conocida como Levadura Royal o como la de la caja roja, estos nombres hacen referencia a la marca en sí. Es lo mismo que el backing powder que podemos encontrar en recetas inglesas. Es un impulsor químico compuesto por un ácido y una base y que se encarga de generar gas durante el horneado. Esto hace que la masa suba y nos queden bizcochos la mar de jugosos. En ningún caso fermenta masa. Suelen resultar elaboraciones con una esponjosidad y una alveolado homogénea, digamos que los agujeritos de la masa son casi todos iguales.

Se suele utilizar para bizcochos, galletas, magdalenas, muffins. En alguna receta tradicional como las rosquillas de sartén, que no van al horno, también se usa porque estos impulsores actúan con el calor y en la fritura ya se alcanza la temperatura necesaria para ello.

Bicarbonato sódico: es otro impulsor que también genera gas en la masa y por tanto hace que suba y sea esponjoso. No ocurre como la levadura química que contiene más componentes que le hacen reaccionar, pero eso el bicarbonato necesita ir acompañado de un ácido. Si no lo acompañas no se activará para generar gas y no podrás neutralizar su sabor.

El bicarbonato en misma cantidad que la levadura química es más potente. Como te comentaba la levadura tiene incorporado el ácido en sus ingredientes y por ello la cantidad real de impulsor es menor. Si no tenemos levadura química y la receta así nos lo indica podemos usar bicarbonato siempre que entre los ingredientes haya un ácido y siempre que usemos menor cantidad.

Se suele utilizar en galletas y bizcochos también pero siempre que haya entre sus ingredientes, algún componente acido como el cacao, el limón, la lima o una buttermilk (leche cortada con un chorrito de limón)

Levadura de panadero (fresca o seca): es la encargada de fermentar masas. Importante anotarse que se encarga de modificar las masas antes de que lleguen al horno. ¿Por qué? Porque al fin y al cabo la levadura de panadería es un hongo que se alimenta de almidón (el azúcar de la harina).Al ser un hongo es un ser con vida, que no puede aguantar temperaturas mayores de 50-60º, por ello modifica la masas antes de llegar al horno. Mientras se alimenta del azúcar de la harina, va generando dióxido de carbono lo cual crea alveolos en la masa (pequeñas capsulas de gas, que dan lugar a las características cavidades del pan)

No solo se usa para hacer, aunque este sea su nombre, también usamos para bollería como rollos de canela, roscón, brioche o platos salados como pizzas o empanadas.

La levadura fresca se puede sustituir por la seca y viceversa, sin ver ningún efecto en la receta. Solo hay que tener en cuenta que, si cambiamos una por otra, hay que ajustar cantidades; por 3gramos de levadura fresca que tenga la receta sólo tendremos que usar 1gr de levadura seca. Tener en mente que la seca es más concentrada y por eso hay que usar menos.

Nunca podemos cambiar la levadura de panadero por levadura química o bicarbonato en una receta porque como habéis leído arriba, las funciones no son las mismas y la masa no fermentará, aunque esperéis X tiempo.

Existen recetas de pan sin levadura de panadero, pero debéis buscar una receta que así lo indique y seguir las indicaciones. Otra opción si no tienes levadura (como nos ha pasado con el COVI-19) y sabes que no vas a tener en unas semanas, es crear tu propia masa madre.

La masa madre podría dar para un capítulo entero, pero resumiendo podemos decir que tiene una función parecida a la de la levadura de panadero porque también fermenta la masa pero no es sustituible por levadura. Es decir, no podemos coger una receta con masa madre y cambiarla por levadura o viceversa, deberemos buscar recetas que o bien tengan masa madre o bien tengan levadura según tengamos una u otra.

Un exceso de impulsor, bien sea bicarbonato o levadura química puede hacer que se genere un exceso de gas y nuestro bizcocho colapse y se hunda por el centro (no siempre que un bizcocho se hunde es por esta razón la temperatura del horno también influye)

Un exceso de levadura hará que la masa fermente en el mismo tiempo más de lo debido y por ello se nos puede pasar. En el caso de la levadura de panadero, el consejo que siempre se repite pro los más expertos es: ante la duda añade menos levadura y espera más tiempo.

Y ¿qué hacer si no tenemos levadura o impulsor, pero tenemos unas ganas de dulce que no veas? Pues hay bien de recetas que puedes hacer sin ellos: desde brownies pasando por cheesecakes o bizcochos genoveses (como los del brazo gitano de toda la vida).

TIPS PARA CROQUETAS

Como bien habrás deducido, soy una gran fan de las croquetas y ya son muchas las recetas que hay en el blog porque cada cierto tiempo me gusta probar nuevos sabores.

Lo que sí tengo claro, al cabo de los años, es que hay unas mínimas bases que siempre sigo independientemente del sabor de la receta.

Así que el con la intención de que os convirtáis en maestros croqueteros, aquí os voy a dejar un listado de todas aquellas claves o dudas que os pueden surgir.

Ante todo quiero avisaros de que esto es un texto 100% personal y es lo que a mí me funciona. Puede que los sabios y entendidos se echen las manos a la cabeza con alguna de estas cosas peeeeero aquí vamos a aplicar lo de “cada maestrillo tiene su librillo” y por ello todo vale mientras te funcione.

¿Aceite o mantequilla?

Ante esta duda tienes que pensar en

  • Qué textura final buscas cuando vayas a moldear.
  • Qué textura final buscas en boca
  • Qué sabor prefieres que predomine como base de la bechamel

¿y por qué? Pues porque varias razones

  • Cuando moldeas las croquetas, la masa esta fría y en función del tipo de grasa que utilices obtendrás una masa más dura o más blandita. Debes acordarte de que la mantequilla en la nevera es dura mientras que el aceite no llega a ser un bloque si no que se queda algo grumoso sin llegar a solidificar cuando se enfría a 8-6ºC. Esto te puede dar una pista de que después de enfriar la masa y antes de moldear, conseguirás tener una masa más firme y manejable si usas mantequilla.
  • Cuando fríes las croquetas el interior se calienta (acuérdate de todas aquellas veces que has cogido una croqueta con la mano, le has dado un bocado y has perdido la sensibilidad de tu paladar durante unos días por el quemazo que te has pegado). Si tu grasa es mantequilla, esta pasará a derretirse cuando se caliente y aportará una textura más cremosa que el aceite. Si tu grasa es aceite, la textura de la masa no cambiará tanto de frío a caliente.
  • Por último, en cuanto a sabor, aquí entramos en “movidas” personales. De toda la vida hemos usado aceite de oliva en la cocina tradicional española, ya que la mantequilla era algo más “francés”. Pero la cocina es innovación y alguno sería el primero que usaría mantequilla y lo encontró aceptable. El elegir mantequilla o aceite por este motivo, se queda en algo de tu elección.

Ahora estarás pensando: muy bien, mucha teoría, muy bonita pero ¿qué elijo? Yo personalmente cuando hago unas croquetas con sobras suelo hacer una masa con mantequilla. La razón es que el ingrediente que va a dar sabor ya está cocinado por lo que empiezo haciendo la bechamel y luego le añado el ingrediente. Sin embargo, cuando empiezo unas croquetas desde cero me gusta cocinar con aceite (la mantequilla es más delicada con la temperatura a la hora de usarla para sofreír durante mucho tiempo). En estos casos lo que hago es usar aceite para preparar “el sabor de la croqueta” y luego añadir la mitad de mantequilla o un poquito más. Así me aseguro de que quedarán cremosas y que al moldear la masa estará suficientemente dura, pero no corro peligro de que durante el cocinado la mantequilla se me queme por exceso de temperatura o tiempo de cocinado.

¿Qué relación usar de mantequilla-harina-leche?

En esto siempre intento cumplir lo mismo: 90gr de mantequilla, 90gr de harina y 2litros de leche. Y matizo lo de “intento” porque no suelo usar el peso. Me guío un poco con el ojo. Normalmente la mantequilla viene en bloques de 250gr por lo que calculo que debo echar 1/3. En cuanto a la harina una cucharada muy colmada suelen ser 30gr así que suelo echar 3. Y por último la leche, como en mi caso no consumo leche entera de normal siempre me toca empezar un cartón de leche para hacer croquetas y por ello sé que con usar dos cartones de litro me vale.

Cuando uses aceite para sofreír el “ingrediente del sabor”, deberás reducir la cantidad de mantequilla. Pero como para sofreír tampoco necesitas muchísimo aceite, en vez de añadir 90gr puedes añadir 70-75gr y seguro que vas bien encaminado. Si por ejemplo estas usando como ingrediente algo muy graso como chistorra o bacon pon sólo 45-50gr de mantequilla, ya que la propia grasa que suelta el ingrediente también cuenta.

¿Tiene que ser leche entera?

Los entendidos te dirán que, si o si debe ser leche entera, pero a ver… ¡seamos realistas! No siempre tenemos en casa leche entera, al menos no yo.

El por qué si o si debe ser leche entera se debe de nuevo a la grasa. Una leche desnatada o semi tiene menos grasa que una leche entera o una nata , y amigos… ¡en la grasa está la base del sabor y de la cremosidad!. Sí, lo sé… no es lo más saludable (algo muy de moda ahora) pero yo prefiero mil veces comerme una croqueta hecha y derecha que 5 reguleras, sólo por el hecho de que sean healthy. En la base de toda cocina siempre está la grasa presente ya sea de origen animal o vegetal. Piensa en aquellos platos que más te gustaría comer un día de resaca o gula: un croissant (mantequilla), un brioche (mantequilla), una hamburguesa (grasa animal), unos huevos frutos con bacon (grasa animal),.. todo ello tiene un alto contenido en grasa y te atrae, no lo niegues. Y es que por más que queramos ¡somos animales! cuyo fin es sobrevivir y debemos estar preparados con bien de reservas para cuando vengan “maldadas” y pasemos hambre. Así que ¡arriba la grasa!

Pero, resumiendo que me voy del tema, Yo siempre que puedo intento usar leche entera. Si quiero asegurar unas croquetas mega cremosas cambio 0.5litros de leche por 0.5litros de nata. Si no tengo en casa leche entera, uso semi-desnatada pero también cambio 0.5litros de leche por 0.5itros de nata para compensar esa grasa que le falta a la leche semi-desnatada. ¿y si no tengo leche entera ni nata a mano? Pues mi consejo es que tengas paciencia lo primero porque hay solución. Te sugiero que uses 2.5litros de leche semi-desnatda en vez de 2 litros, para aportar más grasa y remuevas y remuevas hasta que espese y consigas la textura deseada.

¿Pero no son 2 litros mucha leche?

Inicialmente puede parecer que, si lo son, pero deberán reducir y reducir. Hacer unas buenas croquetas no es cosa de 10 minutos, llevan su tiempo y la mayor parte de él se va en conseguir reducir la leche y dar cremosidad a la bechamel.

¿Podrías reducir la cantidad de leche? Si, reducirías el tiempo de cocinado. Pero el sabor y la cremosidad también disminuirán.

¿Cuándo sé que la masa está lista para enfriar?

Esto he de decir que me costó unas cuantas tandas de croquetas. Yo soy de las que odia las croquetas mazacote, me gusta que sean muy muy cremosas. Lo que me solía pasar es que por miedo a que me quedasen mazacote acababa cocinando de menos la masa y luego el moldear era un infierno y el freír ¡más!

Pero tengo que decir, que encontré el momento perfecto en el que una masa queda cremosa pero no da problemas al freír o moldear. Cuando el líquido vaya reduciendo y tu sigas removiendo y removiendo, verás que la masa se pega a las paredes de la sartén o cacerola al principio. En el momento en el que al remover veas que la masa resbala en las paredes y que al intentar separar con la espátula o la cuchara la masa en dos, dentro de la sartén, se crean bordes definidos ¡ya tienes la masa lista!. Lo que sí es imprescindible es tener una buena sartén o cacerola antiadherente, eso es indiscutible chicos.

Si mi receta lleva queso, ¿cuándo lo añado?

El queso que vas a usar por lo general es un ingredientes salado. Sé que un queso blando, fresco, y sin mucha potencia de sabor no es muy salado pero también sé que no te conviene añadir un queso de ese tipo a una croqueta. Tu buscas saborrrr en una croqueta y debes pensar que vas a tener una bechamel o un rebozado que va a acaparar parte del sabor (piensa que no es lo mismo una ensalada de lechuga que una ensalada de lechuga, tomate, cebolla, huevo,… a más ingredientes más sabores y menos aprecias individualmente cada uno de ellos) Así que si buscas sabor, debes asegurarte que tu masa tiene un sabor potente y para ello usarás quesos fuertes que son salados de por sí. Al ser quesos fuertes, suelen ser quesos de alta curación y por tanto menos cremosos y más secos en boca. Si son menos cremosos no van a aportar cremosidad a la mezcla.

Por todo ello yo te aconsejo que añadas el queso siempre al final. No potenciarás en exceso el punto salado, no lo cocinarás en exceso por lo que no perderá sabor. Y por último como no son muy cremosos, no modificarán mucho la textura final de la masa ni necesitan tiempo para derretirse. Además añadiéndolos al final conseguirás controlar como un cocinero experimentado el acabo de la masa.

Ahora vienes y me dices: ¿y si quiero usar mozzarella fresca que sí cambia la textura de la masa? En ese caso añadela cuando estés en medio de la preparación de la bechamel, es decir, cuando no tengas la leche muy líquida ni cuando ya haya espesado del todo. El añadirlo entonces, ayudará a espesar y ligar la bechamel y tendrás tiempo de que se quede fundido.

¿Cuándo añado la sal? ¿Debo añadir sal?

Depende. Y me he quedado tan agusto con esta respuesta. Pero tranquil@ que ahora desarrollo mi respuesta.

Como ya hemos comentado en el tema del queso, según qué queso uses estarán añadiendo un toque salado. Y lo mismo pasa con el resto de ingredientes: si usas jamón, sobrasada, txistorra.. son ingredientes que ya aportan un gran toque salado y es posible que no necesites añadir más sal. En cambio si estas haciendo unas croquetas de jamón cocido o de hongos pues probablemente sí debas rectificar de sal.

Otro ejemplo puede ser las croquetas de bacalao. Yo suelo usar bacalao desalado en casa, por lo que me puedo asegurar que está suficientemente desalado para tener que añadir sal a la masa de las croquetas la final. Si no lo vas a desalar en casa, no añadas sal hasta el final no vaya a ser que esté “poco desalado”.

Como último ejemplo, unas croquetas de sepia con tinta puedes pensar que necesitarán sal. Pero en realidad, la tinta es un ingrediente con toques salados por lo que también tendrás que esperar al final de la elaboración parar ver si debes rectificar de sal o no.

Con todo esto podemos deducir que la sal siempre mejor al final y siempre debemos probar antes de añadirla, unas croquetas saladas no son lo más delicioso del mundo…

¿Empanado simple o doble? ¿el empanado debe llevar harina?

En mi opinión esto va a depender del sabor de la croqueta. Cuando tengamos sabores intensos, un doble empanado es lo mejor; pero si el interior es de potencia baja – media (por ejemplo, unas croquetas de jamón cocido y quesitos) yo opino que es mejor no darle mucho protagonismo al empanado.

También va a depender del tipo de pan rallado que utilicéis. Si es un pan rallado muy fino, seguramente al darle dos capas no nos quede muy grueso. Por el contrario, si el pan rallado es grueso de por si, yo os aconsejo darle sólo una capa de empanado.

Por último, entramos en el tema: harina si o no previa al empanado. Yo es algo que siempre hago, porque me facilita un empanado homogéneo y por compacto y por tanto menor riesgo a que durante la fritura haya fisuras por las que se escape el relleno cremoso. Hay quien dice que esa harina cruda aporta sabor. Yo para evitar que esto pase, suelo asegurarme de que la capa de harina es muy muy fina. Para ello, sacudo con cuidado cada croqueta antes de pasarla por el huevo.